Opinión Aarón Irízar López El Congreso de la Unión aprobó en días pasados, la Ley de Ingresos y la Miscelánea Fiscal para el 2016, los ...
Opinión
Aarón Irízar López
El Congreso de la Unión aprobó en días pasados, la Ley de Ingresos y la Miscelánea Fiscal para el 2016, los cuales contienen una serie de medidas prudentes y responsables para cumplir con el objetivo central de la política económica impulsada por el presidente Enrique Peña Nieto desde el inicio de su administración, en el marco de la Meta Nacional México Próspero: preservar la estabilidad económica.
Se trata de una iniciativa de Ley de Ingresos sólida y responsable, que está sustentada en supuestos y estimaciones realistas de las principales variables económicas, si bien los cambios respecto a la propuesta original del Poder Ejecutivo fueron menores.
Se pronostica un crecimiento del PIB entre 2.6 por ciento y 3.6 por ciento, un déficit fiscal de 0.5 por ciento del PIB, una inflación de tres por ciento, un tipo de cambio de 16.40 pesos/dólar, una plataforma de producción de petróleo de dos mil 247 millones de barriles diarios y un precio del barril de petróleo de 50 dólares.
Asimismo, se estima una recaudación total de cuatro billones 763 mil 874 millones de pesos, cifra que representa 16 mil 928 millones más respecto al monto original propuesto, una recaudación por concepto de impuestos de dos billones 407 mil 716.7 millones de pesos, es decir, 13 mil 710 millones menos que la propuesta del Ejecutivo, ingresos derivados de financiamientos por 609 mil 240.6 millones de pesos, lo que representa 12.7 por ciento de la recaudación total y se establece para el Gobierno federal un tope de endeudamiento interno por 535 mil millones de pesos y externo por seis mil millones de dólares.
Estos dos instrumentos fundamentales se traducirán en beneficios concretos para los mexicanos ya que promoverán el ahorro de las familias, la inversión de las empresas y la formalización e impulso de la actividad económica; aumentarán los recursos disponibles para el gasto social; mejorarán el tratamiento fiscal de los ahorradores y contribuyentes; estimularán la reinversión de utilidades de las empresas con su impacto positivo que ello representa en la generación de empleos; y establecerán un esquema para que las PYMES accedan con mayor facilidad al otorgamiento de créditos, las cuales son el motor del crecimiento y del empleo nacional; entre otras muchas medidas.
De la misma manera, se plantean mecanismos para el pago de la deuda, lo cual coadyuva a aumentar la confianza de los inversionistas al fortalecer las finanzas públicas del país.
Cabe hacer énfasis en un aspecto medular que ha venido señalando el titular del Ejecutivo: no se crean nuevos impuestos, ni se aumentan los ya existentes.
Pese a que nos encontramos ante un entorno económico internacional complejo y volátil, se trata de medidas prudentes y responsables. En el Senado de la República estamos convencidos que el Paquete Económico para 2016, propuesto por el Ejecutivo federal, pretende fomentar la inversión, el crecimiento económico y consolidar la creación de empleos, lo cual se traducirá en beneficios concretos para la economía y el mejoramiento del bienestar de las familias mexicanas.
El Congreso de la Unión aprobó en días pasados, la Ley de Ingresos y la Miscelánea Fiscal para el 2016, los cuales contienen una serie de medidas prudentes y responsables para cumplir con el objetivo central de la política económica impulsada por el presidente Enrique Peña Nieto desde el inicio de su administración, en el marco de la Meta Nacional México Próspero: preservar la estabilidad económica.
Se trata de una iniciativa de Ley de Ingresos sólida y responsable, que está sustentada en supuestos y estimaciones realistas de las principales variables económicas, si bien los cambios respecto a la propuesta original del Poder Ejecutivo fueron menores.
Se pronostica un crecimiento del PIB entre 2.6 por ciento y 3.6 por ciento, un déficit fiscal de 0.5 por ciento del PIB, una inflación de tres por ciento, un tipo de cambio de 16.40 pesos/dólar, una plataforma de producción de petróleo de dos mil 247 millones de barriles diarios y un precio del barril de petróleo de 50 dólares.
Asimismo, se estima una recaudación total de cuatro billones 763 mil 874 millones de pesos, cifra que representa 16 mil 928 millones más respecto al monto original propuesto, una recaudación por concepto de impuestos de dos billones 407 mil 716.7 millones de pesos, es decir, 13 mil 710 millones menos que la propuesta del Ejecutivo, ingresos derivados de financiamientos por 609 mil 240.6 millones de pesos, lo que representa 12.7 por ciento de la recaudación total y se establece para el Gobierno federal un tope de endeudamiento interno por 535 mil millones de pesos y externo por seis mil millones de dólares.
Estos dos instrumentos fundamentales se traducirán en beneficios concretos para los mexicanos ya que promoverán el ahorro de las familias, la inversión de las empresas y la formalización e impulso de la actividad económica; aumentarán los recursos disponibles para el gasto social; mejorarán el tratamiento fiscal de los ahorradores y contribuyentes; estimularán la reinversión de utilidades de las empresas con su impacto positivo que ello representa en la generación de empleos; y establecerán un esquema para que las PYMES accedan con mayor facilidad al otorgamiento de créditos, las cuales son el motor del crecimiento y del empleo nacional; entre otras muchas medidas.
De la misma manera, se plantean mecanismos para el pago de la deuda, lo cual coadyuva a aumentar la confianza de los inversionistas al fortalecer las finanzas públicas del país.
Cabe hacer énfasis en un aspecto medular que ha venido señalando el titular del Ejecutivo: no se crean nuevos impuestos, ni se aumentan los ya existentes.
Pese a que nos encontramos ante un entorno económico internacional complejo y volátil, se trata de medidas prudentes y responsables. En el Senado de la República estamos convencidos que el Paquete Económico para 2016, propuesto por el Ejecutivo federal, pretende fomentar la inversión, el crecimiento económico y consolidar la creación de empleos, lo cual se traducirá en beneficios concretos para la economía y el mejoramiento del bienestar de las familias mexicanas.