Hay mil formas de mentir: prometer, usando números, alardeando, pretendiendo, minimizando, descalificando, hablando demasiado, enredando, te...
Hay mil formas de mentir: prometer, usando números, alardeando, pretendiendo, minimizando, descalificando, hablando demasiado, enredando, tergiversando, ocultando información, diciendo verdades a medias, dando a conocer versiones diferentes, usando eufemismos, cambiando el significado de las palabras, poniéndole nombres nuevos a los viejos problemas, abusando de la palabra y del poder para difundirla, soltando chismes y rumores, usando un doble discurso, guardando silencio, haciéndose el ciego y sordo, negando los hechos, diluyendo la responsabilidad, echándole la culpa a otros, etc.
La plataforma para la mentira ocurre cuando se deja de comparar el discurso y la realidad, adoptando la falsedad como algo normal.
Esta plataforma tiene su origen en que nadie define, evalúa o actúa. Se va por lo superficial, no se previene, se improvisa, se apuesta al azar, no se reconocen errores, no se tiene coherencia, hay negligencia y el doble discurso impera.
Este doble discurso genera un código de mentir que se estructura de manera colectiva por razones históricas y lingüísticas, que son dos razones culturales pero imbricadas en un modelo inevitable, sin perspectivas de cambio, que surge en la consecuencia de la mentira.
¿Cuáles son estas consecuencias?... La desconfianza, la falta de respeto, la desmemoria, el desinterés, la doble moral, la corrupción, esperar a que el gobierno resuelva todo, la falta de liderazgos y finalmente, la desesperanza.
En el Partido Sinaloense hemos querido revertir todo esto que menciono, haciendo trabajo serio, en favor de la gente de Sinaloa. Queremos que vuelvan la estima a las instituciones y que florezcan mil liderazgos genuinos para los ciudadanos.
Por ello, empiezan a arreciar los señalamientos de sentido común y los análisis a pedido, que ni siquiera hacen un examen de un asunto político primario: ¿cómo andamos en democracia en Sinaloa?...
Tenemos a los opinantes de todo -y de nada- que con análisis falsos pretenden distraer el trabajo del Partido Sinaloense. No lo van a lograr.
Hablan de estancamiento en la UAS, por ejemplo, y acusan al PAS de ser el partido de los universitarios, cuando todos sabemos que el Partido Sinaloense no sólo es esto, sino que está integrado también de profesores, jornaleros agrícolas indígenas, empresarios, amas de casa, obreros y además también tiene - a mucho orgullo - militantes y simpatizantes universitarios. Yo mismo fui rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa y ahora soy el presidente estatal del PAS, en Sinaloa.
Más bien quienes se desgarran las vestiduras coadyuvan al debate de bajo nivel político, en franca actitud pedigüeña y son los mismos que incluso escriben columnas periodísticas sin firmar.
Son los mismos que fueron lesionados en sus intereses particulares para ya no sangrar a la UAS y además utilizan ejemplos fuera de contexto para tratar de convencer con falsos argumentos. La UAS, hoy, está al servicio completamente de los sinaloenses. Y eso duele al grupo compacto que tenía la franquicia para sí mismo.
Su desfachatez y cinismo es tan claro que esos mercaderes de la palabra amenazan con seguir en esa actitud hasta que se les cumpla el deseo de que les devuelvan el usufructo que perdieron e incluso reclaman derechos de propiedad al Máximo Poder de Sinaloa.
Aquí la única verdad es la mentira y la simulación, como afirma la investigadora Sara Sefchovich, compañeras fieles a lo largo de la historia de Sinaloa, pero que ahora han alcanzado alturas insospechadas, porque como nunca la incongruencia entre el discurso y la realidad es enorme. Y en el PAS tenemos claro cuál es nuestro reto: servir a los sinaloenses, sin mentira, sin simulación, ayudando a que le vaya bien a Sinaloa.
Héctor Cuén Ojeda
Presidente del PAS
Marco Antonio Lizárraga