La administración del Presidente Felipe Calderón se quedó lejos de la meta que se planteó respecto del índice de percepción sobre corrupción...
La administración del Presidente Felipe Calderón se quedó lejos de la meta que se planteó respecto del índice de percepción sobre corrupción que anualmente elabora Transparencia Internacional, pues su intención era lograr una calificación de 9 sobre 10.
Durante los seis años de su gobierno, este indicador tuvo un comportamiento variable, pues comenzó en 2007 con un puntaje de 3.5, al año siguiente subió a 3.6, en 2009 bajó a 3.3, en 2010 registró 3.1, en 2011 sumó 3.0 y el reporte para este año fue de 3.4.
Si bien este objetivo lo planteó de manera transexenal dentro de las "Metas Visión 2030", el ex Presidente lo incluyó también dentro del Programa Nacional de Rendición de Cuentas, Transparencia y Combate a la Corrupción 2008-2012, dado a conocer el 9 de diciembre de 2008.
La última puntuación obtenida por México, de 3.4 en una escala donde cero es muy corrupto y 10 sin corrupción, dada a conocer el 5 de diciembre pasado, coloca al País entre las naciones con una mayor problemática en esa materia, pues de 176 países analizados se ubico en el lugar 105, y entre las 32 naciones de América en el sitio 23.
El índice de Transparencia Internacional se construye con base en encuestas que se aplican a expertos y empresas de los distintos países para medir el grado de percepción sobre prácticas corruptas que se observan tanto en el ámbito público como en el privado.
Guillermo Cejudo, investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), consideró que la meta que se fijó la administración del Presidente Calderón fue bastante ambiciosa, pues los problemas de corrupción, aun aquellos referidos sólo a la percepción que de ésta tienen los ciudadanos, no se pueden solucionar en periodos cortos.
"Son muy pocos los países que tiene en un periodo muy corto avances importantes. El problema de la corrupción no se resuelve en un sexenio, ni con una sola institución ni con una sola reforma legal.
"Tiene que ser un esfuerzo deliberado con muchas instituciones, con la articulación de distintas normas y es un proceso que empieza por modificar leyes pero que debe terminar en modificar prácticas, rutinas, expectativas, comportamientos y hasta valores en funcionarios y ciudadanos. Eso no se puede lograr en tan poco tiempo", agregó.
Cejudo señaló que índice de Transparencia Internacional mide bien la percepción que se tiene sobre la corrupción, pero que es insuficiente para evaluar el desempeño del País respecto del combate a esta problemática en general, pues no da cuenta de otros aspectos, como el entramado institucional.
"Yo creo que sería exagerado decir que no se avanzó, que unas instituciones como el IFAI, la Auditoría Superior de la Federación, y en cierta medida Coneval y la lógica de transparencia desde la Secretaría de Hacienda han abonado a mejorar la situación", señaló.
Sin embargo, añadió, estas mejoras en el entramado institucional se deben ver reflejadas en la percepción de los ciudadanos, pues de esta manera se pueden ir desterrando las prácticas corruptas.
"Tampoco me compro el argumento de que tan sólo es un problema de percepción y de comunicación. Las notas que leíamos en el 'New York Times' sobre el caso Walmart (el pago de sobornos para abrir tiendas) son un reflejo de que es un problema sistémico, metido en todos los ámbitos del gobierno, del Estado mexicano.
"Este problema no se resuelve atrapando a uno o dos funcionarios corruptos.
"Se tiene que atender con más intervenciones deliberadas que remuevan procedimientos, que al final del camino sí lleven a sanciones cuando es necesario, pero que no se acaba sólo persiguiendo, sino con mecanismo eficaces de prevención y de control para que no lleguen a ocurrir tantos casos de corrupción, y que cuando los haya los detectemos y los sancionemos bien", señaló.
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